jueves, 22 de enero de 2009

MISIÓN REVOLUCIONARIA: CHAPOTEAR EN LA SANGRE


MISIÓN REVOLUCIONARIA: CHAPOTEAR EN LA SANGRE
Por: Jesús Pernalete Túa jpernaletetua@yahoo.com

La violencia es considerada la patología del Poder. Siendo una idea tan corta y sencilla, encierra la esencia del “Plan de Gobierno de Hugo Chávez Frías”.

Este régimen que ha puesto al país al borde de la barbarie, es el epicentro de una catástrofe política, porque el cogollo que desplazó a los cogollitos del bipartidismo de la mal llamada cuarta republica, ha resultado más corrupto e indeficiente que sus antecesores. Un gobierno armado con militares más bien de bajo rango, con poca formación como militares y desde luego con escasa visión social y económica y con un horizonte muy estrecho en cuanto a las políticas públicas para gerenciar a una nación como Venezuela. Con un anexo de civiles que vienen de una izquierda exquisita y oxidada, de la vieja izquierda marxista leninista, náufragos de ella que muy poco la han dado a Chávez, y en todo caso han resultado el yunque amarrado al cuello de esta “revolución”.

Esta casta de comeflores civiles y militares ha reforzado los rasgos que Chávez traía de autoritarismo, visión centralista del Estado y populista en el ejercicio del gobierno, con la violencia como eje de un plan macabro, donde comandos conformados por civiles armados y organizados en Círculos del Terror conectados con hampa común y con la ineficiencia cómplice de muchas policías regionales han unificado estrategias extremas para que corra la sangre en Venezuela, y lo están logrando. En nuestro país existe una guerra abierta y declarada contra nuestra población civil.

El plan de violencia que ha activado Hugo Chávez está claramente identificado de la siguiente manera:

Violencia expresiva, la cual persigue hacer daño y es de carácter patológico, acción repetitiva puesta de manifiesto en alocuciones, cadenas y discursos que enardecen a los seguidores de la “revolución”.

Violencia instrumental, la cual tiene el objetivo fundamental de entronizar una dictadura paramilitar de Hugo Chávez, y se sustenta en la violencia y el terrorismo de Estado basado en un programa de violencia comunicativa que está adoctrinando a venezolanos y extranjeros en prácticas del no reconocimiento, al irrespeto, al desprecio del otro como ser humano, en una dinámica en sí misma perversamente autodestructiva, ya que una vez activada la espiral de la violencia cuesta mucho detenerla, y comienza a crecer sin estructura y sin limites, como medio y como fin.

El efecto secundario del plan de “gobierno” de Hugo Chávez, basado en la violencia persigue objetivos muy definidos. La violencia empobrece, no solo al alma a o la cultura, sino la calidad y esperanza de vida de las personas.

La violencia afecta a los grupos más vulnerables: niños, jóvenes, mujeres, ancianos y, sobre todo, a los más pobres. Los jóvenes pobres y desprotegidos de derechos no son sólo los protagonistas de la violencia; son sus principales victimas. Esta situación promueve la conformación de unas nuevas “clases peligrosas” y unas “zonas de no derecho”, en las que la ausencia del Estado hace más débiles a los débiles.

La impunidad y la complicidad de jueces y cuerpos policiales, combinadas con el desempleo y el subempleo, malestar moral y frustración, fomentan reacciones violentas entre la población especialmente joven, las cuales en la mayoría de los casos dirigen contra otros jóvenes sin distingo de sexo, condición social o económica.

Este plan macabro de la “revolución” pretende involucrar a toda la población venezolana; y esta amenaza constante de violencia provoca desastres en la ecología de la personalidad humana y alimenta el pánico.

Tal y como está planteada actualmente en Venezuela, la violencia doblega las conciencias. El “gobierno” de Hugo Chávez pretende convencer a todos de que no se puede hacer nada sino optar por una sola salida de choque, de agresión, de guerra y de confrontación, para que todos terminemos siendo cómplices del estallido de violencia a corto, mediano y largo plazo.

La violencia nunca cura las heridas que ella misma produce y los temores que engendra, además de resultar en más violencia, destruye el espíritu de los ciudadanos y desintegra su criterio y capacidad de actuar solidariamente.

Este es pues, el Plan de “gobierno” de Hugo Chávez para relanzar el “proceso”, aliñado por militares y civiles, cuyo resentimiento social los inspira en el esfuerzo de dejar a nuestra patria en ruinas, y en auto proclamación mesiánica creen reconstruirla pisoteando a un pueblo que no tiene cañones, ni aviones, ni barcos, y que nos puede destruir a todos, cuando se desaten con toda su fuerza los hijos de esta revolución: POBREZA, IGNORANCIA, CORRUPCIÓN Y VIOLENCIA.

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